domingo, 24 de febrero de 2008

De San Valentin y alrededores

Me levanto. Son las 11. Temprano. La luz del sol entra a raudales por la ventana de mi habitaculo. Lo primero que veo son los mini posters que me traje de Paris un año ha. La mitad comprados la mitad afanados. Forman un colorido mosaico sobre la pared blanca, desnudita, de mi habitación. A su lado estan los cuadritos guays. Fueron un regalo de alguien que aprecio mucho. Es decir, yo me los compre un dia. En realidad nadie me aprecia tanto como para regalarme unos cuadritos. Son dos. En uno se puede apreciar a los Beatles cruzando un paso de cebra. Si,como la portada de un disco, pero no es un disco. En el de debajo, mi preferido, Humprey Bogart y James Dean conversan apoyados en la barra de un bar. A su lado Elvis me sonrie, y tras el Marilin parece mirar con lujuria a Elvis. Son mis amigos de por las mañanas. Tras contemplarlos uno a uno me dispongo a abandonar el nido. Desabrazo a mi almohada. Ella es lo mas parecido a una novia que tengo, por muy duro que resulte decirlo. La doy los buenos dias.

-Buenos dias nena,¿Qué tal has dormido?-

Nos queremos mucho mi almohada y yo. En todos estos años siempre ha sido mi unica compañía en el lecho. En fin, me resulta duro pero la dejo ahí tirada y me levanto. Todo va relativamente bien hasta que mientras estoy desayunando se me ocurre poner la radio. Oh, por Dios, lo habia olvidado. Resulta que hoy es San Valentin. Amor, amor y mas amor. No me gusta un pelo. A algunos les va bien con ello, a otros se les gasta de tanto usarlo. Y así tópicos y tópicos. Yo personalmente me mantengo al margen. No juego. Si se acerca me pongo en cruci. No es que me guste darle vueltas a esto, pero claro, hoy es el dia que los avezados comerciantes de este pais decidieron que fuera el dia del amor. Bej. Esta por todas partes.

Para mas inri tengo que estudiar. Por la tarde es el ultimo examen. Que gilipollez. El último examen. Eso no existe. En realidad siempre estamos a prueba. Estudio. Voy a la facultad, hago el examen, me voy de la facultad. Nada mas.

Esa noche de San Valentin pretendia salir de fiesta. Jo, quien sabe, a lo mejor por eso de que es puto San Valentin las humanas hembra se encuentran algo receptivas. Pero al final se trunca, yo estoy muy cansado y me deprimo y no salgo. A la mierda San Valentin.

Al dia siguiente, como es logico tras un jueves, es viernes. Estoy muy contento porque ya no es San Valentin. Me levanto y me pongo a dar saltos como un mono por la habitación. Todo es muy bueno, hace sol, es viernes, he dormido bien, he soñado que una me queria…jeje, si es que lo mejor para ser feliz es conformarse con poco. Mi madre acaba pronto con mi regocijo. Según me levanto me manda a comprar. Su logica es aplastante. Como ya no tienes examenes no puedo dejar que te conviertas en un vago, asi que a comprar, y luego a ordenar tu habitación. Ordenar tu habitación. Me estremezco. Los que me conocen saben que en mi habitación siempre reina un cierto caos. Para mi es caos productivo. Si, produce mierda, pero es una especie de concepto que no se ligar pero que relaciono con el feng sui. Mi habitación, mi tigrera. Si no hay un calcetín por aquí, un par de mochilas por alla y papeles por doquier no es lo mismo. Ademas, debo confesar que me da miedo hurgar por los entresijos y rendijas oscuras de mi habitación. Ningun ente que lo hizo antes que yo volvio para contarlo. Es mejor dejarlo.
El caso es que voy a comprar. Hay un hombre negro en la puerta del supermercado, y cuando entro me apunto mentalmente que a la salida le tengo que dejar algo. Tras las clasicas competiciones con ancianas por ver quien llega antes a la cola, salgo del supermercado. Cuando me he alejado unos metros me doy cuenta que no le he dejado nada al hombre negrito. Vuelvo sobre mis pasos y le echo unas monedas. El hombre se alegra, me sonrie, y como yo me quedo mirandole como un bobo se acerca a darme lo que yo intuyo que va ser un abrazo. Demasiado para mi, me doy la vuelta y salgo escopetado. Llego a casa. A mi madre se le ha olvidado mencionarme que compre el pan, asi que vuelvo a la calle y compro el pan. Subo a casa. A mi madre se le acaba de ocurrir que nos falta detergente en polvo. Otra vez bajo. Me cago en los polvos. Si es que no es posible que las cosas vayan bien sin polvos. Esta claro.

Lo siguiente que hago esa mañana es ir al Instituto donde pase mi mocedad. Me llego hasta allí tras un muy gratificante paseo por lugares de mi niñez. Una vez dentro, recorremos algunas antiguas clases. Es todo muy emotivo. Creo que deberiamos volver mas a menudo, parece que muchos han olvidado lo que ese lugar ha significado en nuestras vidas. Pero en fin, tras la ración de nostalgia en vena regreso a casa y me pongo a ver una película de miedo. Cuando lleva la mitad mi hermana irrumpe en mi madriguera y me pide que la lleve urgentemente a no se que sitio que la estan esperando para irse a no se que lugar y que va llegar tarde si no la llevo. Me joroba mucho, porque yo ya estaba quedandome dormido, pero como no se decir que no pues ala, allá que nos vamos. Una hora después estoy de nuevo en casa. Son casi las 8. Tengo sueño, por tanto me meto en la cama y me duermo. Me levanto una hora después y llamo a mis amigos para salir. Es la hora de salir a buscar algo.

La noche es la noche y esa en concreto no esta nada mal. Como todas con los amigos, en realidad. Esto es algo que nunca es suficientemente valorado. Y cada vez quedan menos fieles. Bueno, somos pocos, pero bien avenidos. Transitamos de local en local haciendo el recorrido mas o menos habitual. Al final terminamos en la Dolce. Es el local donde recibimos al año 2008. Y ahora vamos con cierta frecuencia. El caso es que dentro hay varias cosas que me producen alegria. A saber: 1. Dos chicas muy voluptuosas, de generosas caderas y mas generoso pectoral que se lian a menear sus carnes encima de la barra al lado de donde yo me encuentro. Aparte de los obvios comentarios procaces con mis amigos a mi me hace mucha gracia la idea de que alguna de las chicas caiga con todo su peso de arriba, de la barra, abajo, al suelo, o sobre alguno de los que nos encontramos debajo. Como la manzana sobre Newton. Al final, claro, no sucede nada. 2. La chica que pone los chupitos en la barra “B”. Esta como un poco apartada, y alli sirve ella chupitos a muy buen precio, con una amplia variedad de los mismos. La chica me llama mucho la atención, además de por la erótica de la camarera, por la pinta que tiene de estar siempre en los mundos de yuppi. Siempre parece que nada va con ella. Tiene unas gafas de pasta negra y la embuten en el traje de camarera propio de la Dolce en cuestión, que por cierto es muy escueto. Ella en si no es muy guapa, ni tiene un gran cuerpo. Me gusta mucho de ella su cara de despiste. Aun asi, nunca intercambiaremos nada más allá del “ponme un…”. No pasa nada, lo tengo más que asumido. 3. Me encuentro a una chica con la que excepcionalmente habia estado hablando el fin de semana anterior. La conoci en un bar. Era francesa, de Dijon, como la mostaza. No se por que pero la noche que la conoci estuvimos hablando bastante y bien. Quizá capto mi francofilia, o quizá es que al no ser española se rompe la maldición que parece que llevo encima. La cosa no fue a mayores la noche que la conocí porque mis congéneres comenzaron una disputa, aun no entiendo muy bien por que, con otros tios del bar. Total, que la tensión fue in crescendo hasta que nos echaron a todos del local, y en el local se quedo mi francesa. Pues el caso es que esa noche en la Dolce me disponia ya a marchar y de repente me cruce con Sara. Asi se llamaba la francesa. Bueno, uno es de reacción lenta y cuando me dispongo a decirla algo me encuentro que esta hablando con otro tipo en un rincón, y de forma muy intima. No me acerco. No la digo nada. Parece ser que la vida de castidad y celibato que llevo no va sufrir alteraciones, muy a mi pesar. En fin, ya me veo de viejo. Mientras miro a la francesa hablando con el otro tipo me imagino a mi en mi vejez. En mi pensar estamos en el 2050. El mundo se ha convertido en un lugar horroroso. Madrid es una ciudad de 100 millones de habitantes, y esta próxima a juntarse con Toledo por el sur, Guadalajara por el este y Segovia por el norte. En España hay mil millones de habitantes, la mitad de ellos orientales. Los chinos controlan el mundo desde la revolución de 2039. Todo es sucio, el planeta esta hecho una mierda. Yo me he retirado a vivir a una de las pocas zonas boscosas que quedan. Soy el viejo del fondo de la cueva. Famoso en el lugar por mi sabiduría y por mi castidad. Calvo como una bola de billar, huesudo como un fakir, con pocos dientes y la virilidad casi intacta. Mierda de vida.

Al final, como siempre, volvemos a casa. Y antes de dormir, una reflexión. Cómo pasa el tiempo, y como lo pierdo en no hacer, y como lo perdéis en no apreciar lo que en verdad importa. El momento. Me produce mucha felicidad ser capaz de sacar lo bueno de lo malo, y lo menos malo de lo peor. Al final es lo que cuenta.